El SalvadorAutor: Edgar Bear Ms-13 y la calle 18. Estas son las infames pandillas salvadoreñas que tienen sus raíces en Los Ángeles pero con presencia en El Salvador. ¿Sera que las veamos? ¿Sera que nos asaltarán? ¿Robarán? ¿Qué caminos son seguros? ¿Qué caminos debemos evitar? ¿Sera que establecieron controles de carretera para detener a vehículos? Estas son las preguntas que me preguntaba y que le pregunté a la gente conocida durante nuestra estadía en El Salvador.
La corta historia es que estas pandillas salvadoreñas se formaron en Los Ángeles con el deseo de protegerse de las bandas de los alrededores. Rápidamente crecieron y se involucraron en actividades delictivas. Debido a su crecimiento y sus actividades, tales como el robo, el tráfico, el asesinato y así sucesivamente, muchos fueron deportados a El Salvador y por eso, su presencia creció en el país. Ahora, cuando se habla de visitar a El Salvador, hay un temor de encontrarse con estas pandillas. ¿Es justificado el temor? Sí y no. Sí, hay zonas que no hay que visitar porque ocurren robos, asesinatos, abusan y extorsionan. Sin embargo, estas son cosas que ocurren en casi todos, si no todos los países del mundo, incluso los Estados Unidos: por ejemplo, hay partes de Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Detroit y así sucesivamente donde la gente evita ir por miedo de encontrarse con este tipo personas. Y la raza es irrelevante. Gente de todas las razas cometen este tipo de delitos. Entonces, al llegar a El Salvador, evita esas áreas. Por otra parte, hay zonas en donde uno se siente tan seguro como si estuviera en Beverly Hills o Disneylandia. David y yo caminamos por la ciudad y los barrios hablando con personas que eran extremadamente amables y cariñosas. Nos reímos, compartimos nuestras historias y comimos juntos. Experimentamos parte de la gran belleza de la gente y su cultura. Vimos impresionantes montañas verdes. También fuimos a la playa donde vimos las hermosas aguas de color azul oscuro y vimos a la gente pescadora, la gente trabajadora salir al mar con sus barcos para pescar, vimos la preparación de los peces para la venta, y vimos la gente vender de lo que había captado. Nos la pasamos muy bien. Con esto dicho, durante nuestro tiempo en San Salvador, nos encontramos con héroes. Héroes locales. Pasamos la noche manejando por San Salvador con una comunidad cristiana que se ha reunido por muchos años para hablar con y para alimentar a los adultos sin hogar, a niños, a prostitutas, a travestis, y a jóvenes gay que han sido rechazados. La noche ocurrió de la siguiente manera. Eran algo como las 9:30 de la noche en San Salvador. Después de hablar con los líderes y de orar con los involucrados del programa Pan con chocolate, nos pidieron que los siguiéramos con nuestro vehículo. Mientras manejábamos, entramos a una área de la ciudad que no era muy segura: habían personas tiradas en el suelo, había un montón de basura, y habían edificios descuidados. Durante una de nuestras paradas, fuimos a lo que parecía un almacén abandonado. En la pared del edificio, había gente sin hogar tirada en el suelo lista para dormir. Cuando nosotros, el grupo, llegamos, la gente en el piso estaba muy contenta al vernos. Estas personas eran delgadas, algunos sin dientes, unos sobrevivían recogiendo basura y otros estaban allí porque sus vicios tenían todo el control. Una señora les habló algo de la Biblia mientras algunos de nosotros fuimos a hablar individualmente con algunas de las personas sin hogar. Estas personas eran conocidas por nombre. Sus historias de vida eran conocidas. Después de un tiempo, le repartimos bebidas y comida a la gente mientras continuamos nuestras conversaciones. De próximo, vi algo que me llamó la atención aun más de la profunda experiencia que estaba viviendo. Vi a dos mujeres jóvenes hablando con una prostituta travesti. Y lo que noté fue que todos se llevaban muy bien. Se conocían. Se respetaban a pesar de sus diferencias en puntos de vista y en el estilo de vida. Y como cristianas, las mujeres le mostraron amor a su prójimo. Viendo esto, me hago la pregunta, ¿Cuales personas estamos rechazando por causa de que son diferente? Entiendo que puede ser difícil amar a alguien con quien no estamos de acuerdo, pero es algo a que Dios nos llama a hacer. |
David LeijaMuchacho dicharachero enamorado pero muy sincero eso si. Edgar BearEdgar es cristiano. Le encanta el futbol, viajar y conocer a la gente. Archives
January 2017
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