HondurasAutor: Edgar BearDavid y yo hemos leído y algunas personas nos han dicho que no hay que ir a Honduras debido a que la policía es la peor de Centroamérica, que el país tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo y que las pandillas controlan grandes partes del país.
Debido a nuestro haber leído y oído estas cosas, le pregunté a mi primo, "¿Vamos a Honduras o manejamos directamente a Nicaragua?" David encogió sus hombros y dijo que no sabe. David y yo estábamos demasiado cerca de no visitar a Honduras, pero nos pusimos de acuerdo de que sería ridículo manejar por toda América Latina y no visitar al país. Nos sentíamos incómodos e impacientes a la idea de no ir. Pero, al mismo tiempo, no sabíamos dónde íbamos a pasar la noche. Esta pregunta surgió porque se nos comunicó que el lugar en donde nos iban a dar alojamiento, siempre no se pudo. Por causa de esto, buscamos todas las formas posibles de poder quedarnos en Honduras un par de noches. Sentimos que estábamos fuera de ideas en cuanto a encontrar hospedaje. Estábamos un poco desesperados porque sí queríamos conocer a este país por causa de que no sólo Honduras y la gente tiene una mala reputación, pero, también conocemos a muchos hondureños en los Estados Unidos. "Hay que buscar en Couch Surfing", dijo David. Yo le respondí que si era nuestra única opción, que hay que hacerlo. Mientras cruzábamos la frontera entre El Salvador y Honduras, todavía no teníamos lugar donde quedarnos. Estábamos en camino a Nicaragua (uno tiene que cruzar por Honduras para llegar a Nicaragua.). Pero, unos minutos después de pasar la carretera hacia la capital, Tegucigalpa, recibimos un mensaje por Couch Surfing. Una persona nos invitó a comer con ella. Se dio a conocer que no nos podía dar hospedaje, pero que le encantaría charlar un tiempo con nosotros. “Vamos”, dijo David. Al instante le dimos vuelta al carro y comenzamos nuestro inicio hacia Tegucigalpa con esperanza de encontrar un lugar de hospedaje. Mientras manejábamos, David preguntó que si pensaba que nos querían engañar. Que si era mentira y que realmente era un grupo de personas que nos querían robar. Le contesté diciendo que yo no sé, pero que deberíamos guardar nuestras cosas, encontrarnos en un lugar con mucha gente y esperarla de lejos para ver cómo era la persona. Lo hicimos. Cuando la persona llego, cuyo nombre es Vanessa, aparento ser buena gente.. Entonces, le dije a David que hay que ir a hablar con ella. Y descubrimos que Vanessa también tenía sus dudas sobre el conocernos. Claro, uno entiende esto porque ella realmente no sabía quiénes éramos nosotros. Pero al conocernos, al instante nos hicimos buenos amigos. Ella es una ingeniera a quien le encanta viajar. También es muy inteligente, cariñosa, trabajadora, amable y sabia. Esto se dio a conocer en nuestras pláticas sobre la política, el viajar, la escuela y Honduras. Vanessa nos llevó a comer baleadas, y tengo que decir que estoy demasiado emocionado para que usted, la persona que está leyendo esto, coma esta comida. Es como un burrito, pero me atrevo a decir que es más rico. La baleada se prepara con una tortilla de harina fresca, no es el tipo de tortilla que se sirve en los Estados Unidos que a menudo sabe a plástico. La tortilla tenía frijoles, queso, salchichas, plátanos horneados, guacamole, y huevos. Era demasiado rico. Después, nos fuimos a un mirador. Fue impresionante. Vimos a la ciudad montañosa en un día medio frio mientras el sol bajaba. Allí me puse bien tranquilo, alegre, agradecido por haber tenido la oportunidad de visitar, de ver una gran ciudad y su gente. Son momentos como estos que le doy gracias a Dios porque me dio la oportunidad de ver a su creación en términos de la tierra y su gente. Ah, y también, no sé si es porque nos llevamos tan bien, pero Vanessa nos dijo que podíamos pasar la noche en su casa (en nuestra propia habitación, por supuesto). Al día siguiente, fuimos a la Universidad con Vanessa y su hermana, Johana. Johana es una joven simpática e inteligente: sabía hacerte reír, pero al mismo tiempo, sabía de la política y de sus alrededores. Al entrar en la universidad, el aire fresco de la educación superior nos dio la bienvenida. Vimos a las personas que buscan mejorar su situación y la de su país: médicos, abogados, ingenieros y empresarios. Gente de todo tipo de color de piel uniéndose por una causa buena. Esto va en contra de la idea de que todos los centroamericanos son ignorantes y perezosos. De ninguna manera. En Honduras, como en todo país, hay gente que quiere mejorar su situación y la gente a que no le importa. Ahora, para resumir, diría que Honduras es un país hermoso. Y una vez más, igual como en todo país, evite lugares donde hay pandillas y crimen. Pero, sobre todo, el país ha sido bendecido con hermosas playas, montañas, gente y comida. La verdad es que no puedo que creer que estábamos demasiado cerca de no visitar. |
David LeijaMuchacho dicharachero enamorado pero muy sincero eso si. Edgar BearEdgar es cristiano. Le encanta el futbol, viajar y conocer a la gente. Archives
January 2017
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